La planta acumula horas de frío y absorbe los nutrientes presentes en el suelo gracias a las últimas lluvias
El agua y la nieve han sido bien recibidas en la Bureba, donde el cereal de este año se sembró a tiempo y reclamaba humedad.
También pedía frío. La planta necesita acumular horas de bajas temperaturas con vistas a su posterior desarrollo, y eso es algo que también ha tenido en buena medida en las últimas semanas. “Ha podido desarrollar su sistema radicular, algo que le puede ser muy útil para afrontar futuras situaciones de estrés”, recalca Ignacio Santamaría, director de la cooperativa Bureba Ebro.
Esas raíces prácticamente aseguran un correcto proceso de ahijamiento, que es lo que necesita el agricultor para obtener buenos rendimientos.
El grado de humedad que se registra ahora mismo en la comarca burgalesa tiene otro efecto positivo: permitirá que la planta absorba el fertilizante, en aquellos casos en que no lo había hecho.
Como recuerda Santamaría, “el socio de nuestras cooperativas no ha dejado de abonar este año, lo que le va a beneficiar, si bien en otras zonas de la provincia se ha escatimado en fertilización y el campo está sufriendo”, algo que se aprecia a simple vista.
Como consecuencia de la nueva PAC, este año la superficie de trigo se ha visto reducida en la Bureba, en favor de otros cereales, como la avena, o de cultivos mejorantes. En la comarca destaca el guisante de primavera, que ya se ha sembrado parcialmente; el resto se sembrará cuando lo permita el tiempo, sin ningún tipo de urgencia por la fecha ni por las existencias de semilla. “Nuestros socios van a estar abastecidos”, destaca el director de Bureba Ebro.
